miércoles, 5 de mayo de 2010

Stand by me

Lo necesitaba más que nunca. Lo necesitaba más que al café de cada mañana, más que al cigarrillo de cada mediodía. Al fin y al cabo, aquellos no eran más que elementos de la rutina, y lo que menos necesitaba era rutina. Quería un cambio. Para bien, algo positivo. Quería irse y no volver en un tiempo. Más que querer, lo notaba ya como una necesidad. La necesidad de desconectar. La necesidad de un lugar para desconectar. Fuera de su oscura y desordenada habitación, que lejos de hacerla olvidar, le traía a la mente más y más recuerdos. Aún quitando las miles de fotos de su ahora vacío corcho. Quería marchar a un lugar lejos de todo aquello, a cientos de kilómetros de aquel gran pueblo/pequeña ciudad. A una pequeña casita frente a la playa con su terraza y aquella bonita vista al mar.
Estaba cada vez más cansada, más confusa. Tirada en la cama, con Oasis sonando, miró por última vez por la ventana. Se levantó y cogió el portátil en busca de los horarios de autobuses con destino Eselugarconlacasitaenlaplaya. Tiró la maleta abierta al suelo y comenzó a meter ropa sin fijarse en qué metía. Cerró la maleta y el portátil. Dejó este encima de la mesa junto a su teléfono móvil. Apagó las luces y salió de casa destino a la estación de autobuses.

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