sábado, 6 de julio de 2013

Las luces de junio se apagan, otra vez.

No sé cómo ocurre, pero siempre que se acerca una despedida, me encuentro ante algún material o luz especial que hace que vea reflejados a dos individuos fundidos en un último e intenso abrazo. Dos seres prácticamente desconocidos, compartiendo un mundo dentro de una burbuja aislante de un universo paralelo repleto de individuos que vienen y van sin tener ni idea de a dónde se dirigen. Y allí nos encontramos, en una burbuja donde sólo existen nuestros cuerpos. No sabemos a dónde nos dirigimos, no, sin embargo, sabemos a dónde queremos llegar. En ese momento, nada en el mundo importa más que el color de tus ojos, la piel de gallina en tu nuca, tu respiración cercana, tu silueta relajada mientras estás sumergido en un profundo sueño del que despiertas de vez en cuando para besar unos labios que temen la llegada inevitable de la mañana. De repente, beso una pequeña lágrima salada mientras presto atención a nuestra banda sonora, donde Red Hot Chili Peppers no pueden expresar mejor en ese mismo instante lo que nos gustaría que nos ocurriera y, sin embargo, lo que es tan improbable. Lo que nos está ocurriendo. Entonces me estremezco, la mañana llega y suena "finally you have found something perfect". La mañana llega y retrasamos lo inevitable. Nuestros labios saben que se encuentran por última vez. Y entonces, el reflejo. Y entonces, el final. Y entonces, los "y si", y los aviones.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muffins