jueves, 1 de agosto de 2013

Save tonight.

Intenté congelar algunos momentos, de los nuestros. Intenté crear fotografías mentales nítidas que recordar cuando no hubiera más remedio que hacerlo y tú no estuvieras tan cerca, lo suficiente para sentir tu piel estremecerse al contacto de mis gélidas yemas. Me quedé con los ojos bien abiertos todas las noches, me batía con el sueño a ver quién podía aguantar más, y descarté dormir por verte dormir. Traté de guardar en mi memoria cada uno de tus pequeños detalles, el profundo de tus ojos, esos que parecían penetrar en mi mente y traspasar todo mi cuerpo, aquellos que parecían leerme por dentro y sin parpadear, me hacían estremecer. Traté de parar el tiempo cuando tu mano se entrelazó con la mía, gélida, a la altura de mis incansables ojos. No querían perderse nada. Al igual que en Antes del amanecer, nosotros, los protagonistas nos miramos durante un considerable período de tiempo para intentar fotografiar ese momento por siempre. Quise recordar exactamente la forma de tu nariz y ese pequeño surco que se formaba en tu piel al sobresalir ligeramente tu clavícula derecha. Recorrí la forma de tu pecho en mis intentos de mantenerte intacto en mi recuerdo mientras reías susurrando. Traté de evitar que la telaraña que tejías con tus brazos a mi alrededor desapareciera y que tu aliento en mi cuello se esfumara. Pero la mañana siempre llega, para bien o para mal. Llegó para destrozar nuestro universo de caricias y mis fotografías son menos nítidas cuantos más amaneceres me despiertan. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muffins