jueves, 9 de junio de 2011

CONGENIAR.



Huele a libertad. Y ahora el no hacer nada nos otorga cierto remordimiento, y, oye, que no tenemos que hacer nada. Después de un jodido año. Que sienta bien y nos queda un verano por disfrutar a lo más enorme. Y bueno, que después de todo, de un mal período, de un pequeño trastorno temporal, parece que todo va, todo fluye, y no lo hace mal. Y son buenos tiempos. Aunque mi corta experiencia me dice que la vida es como una montaña rusa y que un día estás arriba y otro abajo. Por ello, disfrutemos ¿no? He vuelto a caer, pero ¿y qué?Reincidencia. Se llama reincidencia. Recaída. Se llama recaída. Pero me siento bien y tengo ilusión por algo. Lo sé porque río tontamente, lo sé porque me pongo nerviosa. Porque escucho canciones sentimentales y a la vez tan felices, que ya no son el típico ruido para esconder pequeñas dosis de infelicidad. Lo sé porque pasé un gran día y no lo sé porque esto es una especie de dejavú. Porque esto ya lo he vivido y me repatea el que luego se derrumbe todo tan rápido. Aunque no sea diferente, cabe una pequeña duda, y ¿por qué no? Dejarse llevar, suena demasiado bien. Jugar al azar. Nunca saber dónde puedes terminar, o empezar. Empezar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muffins