viernes, 16 de abril de 2010

Una palabra cualquiera en boca de una persona cualquiera

Noche oscura. Las 22.30 de la noche y las farolas iluminando a lo largo de la calle. Ella caminaba. Su mp4, su música y la soledad. Inmersa en su propia burbuja de defensa, de aislamiento. Él, a pocos metros, en la calle de en frente. Él no la ve. Ella le ve. Un flashback y aquel chico misterioso del jersey gris la esperaba a ella en aquel banco. Sólo a ella. Nada tuvo el mismo sentido desde aquel primer encuentro. Ahora ni siquiera la miraba. Ya no quedaba nada de aquellas largas conversaciones que ocupaban gran parte de su tiempo. Fueron sustituidas por un silencio incómodo y no buscado.
Se le vino todo encima. Mil cosas se le vinieron a la cabeza. Quiso cruzar inmediatamente la carretera que separaba las dos calles, que les separaba, y escupirle de golpe todas aquellas frases sin sentido que quería/necesitaba decirle. Pero se tragó las ganas y siguió adelante. Actuar antes de pensar iba, en cierto modo, en contra de sus principios. Sabía que así no llegaría a nada. Si todo lo que pensaba y sentía no se lo decía, si todo lo que necesitaba no lo pedía, no conseguiría nada. Pero no era fácil. Sólo eran pensamientos y opiniones que dentro de su mente podían resultar completamente inofensivos. Si salían a la luz, posiblemente se convertirían en una bomba de relojería. Y no estaban para correr riesgos.
Aligeró el paso y siguió su camino de vuelta a la realidad.

1 comentario:

  1. Le sacas partido al chico con el jersey gris, ¿eh? Me encanta.
    Hoy ha molado contigo, baby. Que tuviéramos momento filosófico a la vez también. Y quitando filosofías, ya sabes que me descargo contigo entre semana, cuando tenemos un día de estos. Ponle una pizza a 3€ y ya ¡OH!
    Te quiero.

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