jueves, 3 de julio de 2014

Something lucky about this place.

De cómo cada noche es distinta y te enamoras. De cómo te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida en un país que no es el tuyo. Pero, ¿cuál es tu sitio si hace ya tiempo decidiste abandonarte y ser una ciudadana del mundo más, sin procedencia ni lugar al que pertenecer? No es donde naces donde tienes que acabar. Es donde sientas que el viento, cuando sopla, roza esa parte de tu cuerpo que te hace estremecer.

Miro desde McCaig's el mismo sitio desde donde hace un año me enseñabas Kerrera y estaba tan nublado. Estás presente en cada rincón y cada segundo, e incluso me gusta pensar que, aún lejos de ti, me siento en la bahía en la que tú alguna vez te has sentado y veo el mismo atardecer que tú alguna vez has visto. Tus ojos, esos ojos. Esos que dicen todo sin soltar un palabra, se manifiestan entonces y la brisa se siente un poco más dulce y ligera, mis poros tiemblan y lo veo, no ahora, pero lo veo. Congeniamos. Porque te vi, porque te conocí, porque me conocí es porque vuelvo y porque aquí es donde, por una vez en un tiempo, siento que pertenezco, a la ciudad que me ha visto renacer y a la ciudad a la que fotografía alguna no logra hacerle justicia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muffins